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La coordinadora de la catequesis:
Los que recibían las clases de la catequesis, tanto los representantes como los niños, estaban muy atentos de lo que dijera la coordinadora, que era una señora muy simpática y alegre. Aunque a veces se le veía muy seria y como triste. Ella también era maestra en una escuela y era la directora también. Ella siempre iba al salón de cada grupo de la catequesis de la parroquia de todos los días de la semana, y también en las noches de los miércoles y de los viernes, que eran cuando los representantes iban a las clases. No eran clases, eran encuentros, y les gustaba mucho mucho mucho. Así era la metodología: la de encontrarse dialogando entre todos, con temas específicos y concretos, según toda una programación.
La coordinadora decía todo lo que se tenía que hacer, y cuándo se hacía. Cuando entraba al salón todos se reían y se alegraban de verla, porque ella entraba riéndose a carcajadas y diciendo cualquier cosa graciosa. Cuando en la Iglesia hicieron un domingo la misma representación de la parábola del buen samaritano, ella hizo del hombre al que golpearon, y después que terminó todo, ella estaba como siempre, riéndose, porque de todo se reía. Todos la querían mucho. Cuando una vez hicieron la adoración del Santísimo, y era el turno de toda la catequesis, ella estaba dirigiendo las oraciones y estaba pendiente de todo. Ese día el papá y la mamá de Juancito y de Pedrito no asistieron, porque no podían, y estaban muy ocupados.
La coordinadora, y que el párroco la llamaba la directora, era muy amiga de la catequista de Pedrito preguntón. Siempre andaban juntas y las dos se reían mucho cuando se saludaban. En un tiempo, las dos se ponían zapatos altos y se mostraban una a la otra los zapatos, y les gustaba comprar zapatos nuevos. Pero, últimamente, ya no usaban zapatos altos. Bueno, de vez en cuando, solo cuando se trataba de una misa especial, entonces, sí usaban zapatos altos. La diferencia entre una y otra, era que una no era casada y no tenía hjos; y la otra, sí era casada y si tenía hijos. Siempre andaban juntas para todo y les gustaba reírse mucho. Eran unas risotadas contagiosas. La catequista de Pedrito siempre usaba un bolso grande, y cambiaba de bolso, y eran de colores distintos. Ahí guardaba el teléfono y algunos libros, y otras cosas más, pero no se sabía porque no se veía; pero, guardaba algunas cosas porque a veces sacaba cosas del bolso.
Una vez a la coordinadora, los representantes le dijeron que les dijera la fecha de la primera comunión. Ella no sabía, y los representantes estaban un poquito molestos porque querían saber cuándo sus hijos iban a hacer la primera comunión. Se estaba diciendo que iba a tardar mucho tiempo, y que no se sabía, y los papás y las mamás estaban un poco tristes, aunque les gustaba asistir a los encuentro de los viernes, porque eran muy bonitos y se aprendía mucho, y se hablaba bastante. Los catequistas de los miércoles de la noche eran esposos y sabían mucho, y los ponía a hablar a todos, y les ponía canciones y todos cantaban, y una vez pusieron la canción de Julio Iglesias, esa que dice que de tanto cantar y de viajar, se olvidó devivir…de vivir los pequeños detalles…y se quedó sin amor….(haga click para escuchar la canción) También les ponía pequeños videos bajados de Internet. Entonces, todos participaban y se sentían a gusto. Por eso, todos los papás y mamás iban los miércoles a las clases de la catequesis porque así habían dicho, que la catequesis era, primero para los representantes, y, simultáneamente con los niños. Los que iban los miércoles iban a hacer la primera comunión en junio de ese año, pues ya llevaban dos años recibiendo la preparación. Mientras, que los que recibían las clases los viernes, eran los nuevos, y de seguro iban a hacer la comunión no se sabía, pero no ese año, porque eran los nuevos. En cambio, los viejos eran los que ahora iban a recibir la comunión, pero en junio. Y, también se iban a confirmar, y vendría el Obispo para esa celebración. Y todos estaban contentos, porque todo era muy bonito. No tanto el Obispo, sino toda la ceremonia y todo eso, y se iba a estrenar ropa nueva, y se iba a recibir regalos, y se iba a tomar muchas fotos con toda la familia, fotos con los tíos, fotos con los primos, fotos con todos los compañeritos de clase de catecismo; se iría a colocar música en la casa; habría un almuerzo con todos. Lo único malo era que no se podía comer las empanadas de las de la señora María, la de esquina, que hacía unas empanadas, para chuparse los dedos, porque la misa sería como a las diez de la mañana, y no se podía ir antes a comer, porque se podía ensuciar la ropa; y también, porque se saldría de la misa, como al mediodía, y a esa hora, las empanadas no sabían igual, que temprano, en la mañana.
Las clases eran muy bonitas. Se aprendía mucho. Se aprendía quién era Jesús, qué había dicho y enseñado Jesús, y sobre todo, se aprendía que había que rezar y aprender a respetar a los otros. También se cantaba y se jugaba.
La coordinadora estaba siempre presente en todo y buscaba que todo se cumpliera como tenía que ser. Ella tenía una programación, y ella obedecía lo que le mandaba unos señores con quienes se reunía para hablar de la catequesis. En las otras parroquias también se hacía lo mismo, porque era una tarea para todos de la misma manera.
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