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Pedrito pregunton y Juancito reilon

 TÍTULO: Pedrito preguntón y Juancito reilón Escrito en marzo del 2016 Autor: Daniel Albarrán (1) El milagro en la Eucaristía:             Conversaban Pedrito preguntón y Juancito reilón. Acababan de salir de la misa del domingo,  e iban caminando al puesto de empanadas, donde María la de la esquina, que hacía unas empanadas para chuparse los dedos. -- ¿Cómo es eso, Juancito?, preguntó Pedrito preguntón.             -- ¿Eso de qué? Preguntó Juancito reilón, que a pesar que siempre reía, también preguntaba.             -- Pues, de eso que habló el cura en la Iglesia… dijo Pedrito.             -- Ahhhhhh……. Eso lo del milagro…. Dijo Juancito reilón.             -- Si…..siiiii…. ya sé….ya sé…..volvió a decir Juancito, antes de que Pedrito le tomara la delantera en la respuesta, como hacen los niños en una competencia de saber un niño más que el otro…en esa bonita faceta que tiene la naturaleza del crecimiento de los niños.             -- ¡El padre habló de la carestía….! --- dijo Pedrito…

(2) La adoración del Santísimo

   (2) LA ADORACIÓN DEL SANTSIMO:             Ahí estaban Juancito reilón y Pedrito preguntón, en la Iglesia parroquial, en la adoración del Santísimo. Venían a acompañar a la abuela, mamá Carmen, que venía también los jueves a la adoración. Algunas veces, a la abuela, le tocaba dirigir las oraciones de algún que otro jueves.             Los que estaban en la oración de ese jueves en concreto, estaban cantando: “Alabanzas, alabanzas, alabanzas, a mi Señor”. Y se oía muy bonito. Las señoras cantaban muy bien entonadas, y algunas cerraban los ojos para ayudar a su concentración en momento tan sublime y especial, y con ello, tributaban mayor alabanzas en sus corazones, en el encuentro con el Pan de la Eucaristía.             Juancito reilón y Pedrito preguntón, también cantaban. Y, a pesar de que no cerraban los ojos, no dejaban de mirar el sagrario, porque sabían que esa era el misterio de la fe de la Iglesia, al que estaban adorando. Sus tonos de voces infantiles sobresalían en aquel co

(3) la visita a los enfermos

   (3) La experiencia de la visita a los enfermos:             Era miércoles. Juancito no había tenido clases ese dia en el colegio, e, iría, entonces, a acompañar a la abuela mamá Carmen en la visita de los enfermos, según habían programado en la parroquia. Irían, además, otras tres señoras más que hacían la tarea de la pastoral de llevar la comunión a los enfermos. Esta vez, también iría el párroco y administraría la unción, además de la Eucaristía. Juancito estaba contento porque ir a visitar a los enfermos era una tarea que abuela mama Carmen hacía con mucho cariño y dedicación, todos los domingos. También lo hacían otras señoras más, y cada una tenía un sector y unas calles asignadas e iban después de la misa. Cada señora portaba una cajita pequeña y ahí llevaban las hostias que el párroco les daba al terminar la misa, y que ellas cuidaban con mucho esmero y respeto. Esa mañana del miércoles, y que era de la tercera semana de la Cuaresma, se irían a visitar a doce enfermos. Todos

(4) El miércoles de cenizas

 (4) El miércoles de Ceniza:             Se había acabado el carnaval, y Juancito y Pedrito, reilón el uno y preguntón el otro, habían ido a la playa con su mamá, con su papá y otros primos más. Mamá Carmen no quiso ir, a pesar que le insistieron que los acompañara. La habían pasado de maravilla. Habían jugado con la arena caliente de la playa, habían jugado a quien resistía mas la respiración debajo del agua, se habían tirado agua el uno al otro. Habían comido una comida muy rica que la mamá había llevado. Había mucha gente ese día en la playa. Y los dos hermanitos estaban muy contentos, sobre todo, porque estaban con su papá y su mamá.             Al día siguiente era el día de miércoles de cenizas, y los dos hermanitos fueron a misa. Esta vez fueron también el papa y la mamá. Había mucha gente en la Iglesia. Las señoras cantaron muy bonito y se sentía una alegría especial en la Iglesia. El párroco estaba vestido de locro morado y se sentía una gran solemnidad en la misa. El párroco

(5) los viacrucis de los viernes

 (5) Los vía crucis de los viernes:             -- Te adoramos, oh  Cristo, y te bendecimos…             -- Que por tu santa Cruz redimiste al mundo…             Se oía en un grupo de veinticinco personas que ahora estaban realizando la bonita experiencia del vía crucis. Juancito reilón y Pedrito preguntón también estaban haciendo esa experiencia religiosa y piadosa. Iban todos por la tercera estación, y en las paredes del templo, en unos cuadritos estaban representadas todas las estaciones, en un orden numérico ascendente. En cada estación se enunciaba el momento de Jesús en el camino al Calvario, del Viernes Santo. Los dos muchachitos iban pendientes de cada figura representada del momento histórico de Jesús en su pasión. Dos señoras llevaban dos cirios encendidos al lado de la otra señora que llevaba la cruz de madera, y una cuarta señora leía la estación y hacía todas las oraciones. En cada estación se cambiaba de lector. Había también algunos jóvenes.             Juancito y Pedtir

(6) Las clases de catecismo

   (6) Las clases de catecismo: Pedrito y Juancito estaban en las clases de catecismo, por la diferencia de edad, cada uno estaba en cursos diferentes. Juancito estaban con los niños que tenían nueve años; y Pedrito, con los niños de once. La maestra de catecismo de Pedrito era una señora que no era señora, porque no estaba casada ni tenía hijos. Pero era una señora porque no era una muchacha joven, aunque si era relativamente joven; pero, era señora, por la edad. No era vieja, pero no era joven. En cambio, la maestra catequista de Juancito si era una señora porque casada y también era abuela, porque tenía nietos. Y, también hacía las mismas cosas que hacía la abuela mamá Carmen en la Iglesia: cantaba, rezaba y llevaba la comunión a los enfermos todos los domingos. Era una señora un poco seria y un poco gordita; no mucho, pero sin un poquito gordita. La abuela mamá Carmen era más delgada. A las clases de catecismo, los dos asistían en días distintos. Pedrito iba los lunes, y Juancito,

(7) La coordinadora....

   (7) La coordinadora de la catequesis: Los que recibían las clases de la catequesis, tanto los representantes como los niños, estaban muy atentos de lo que dijera la coordinadora, que era una señora muy simpática y alegre. Aunque a veces se le veía muy seria y como triste. Ella también era maestra en una escuela y era la directora también. Ella siempre iba al salón de cada grupo de  la catequesis de la parroquia de todos los días de la semana, y también en las noches de los miércoles y de los viernes, que eran cuando los representantes iban a las clases. No eran clases, eran encuentros, y les gustaba mucho mucho mucho. Así era la metodología: la de encontrarse dialogando entre todos, con temas específicos y concretos, según toda una programación. La coordinadora decía todo lo que se tenía que hacer, y cuándo se hacía.  Cuando entraba al salón todos se reían y se alegraban de verla, porque ella entraba riéndose a carcajadas y diciendo cualquier cosa graciosa. Cuando en la Iglesia hici